En esta ocasión la historia que les ofrecemos es La fábula del león enamorado.
En ella encontrarás que el respeto y la consideración no se consiguen a través de la apariencia, pero la historia va más, porque también nos revela que la persona aparentemente más fuerte, más sólida, también conlleva debilidades que debe fortalecer, porque la vida es una constante educación y, como bien sabemos, educarnos y aprender es una tarea que nunca concluye ni concluirá. Vivir, ente todo, debe consistir en la tarea de autoconocernos. Porque en esta fábula veremos cómo este león, al final, era un león ingenuo.
Había un león enamorado de la hija de un labrador y se la pidió en matrimonio. El labrador no podía entregar a su hija a tan fiera salvaje pero tampoco podía negársela por el temor que la fiera le inspiraba. Como el león no paraba de insistirle día tras día y, a riesgo de que se enfadase la fiera, el labrador le dijo que era digno del amor de su hija y que le entregaría a ésta con la condición de que se arrancara las uñas y se cortara los dientes porque eso era lo que atemorizaba a su hija.
El león acepto las condiciones por el inmenso amor puro y auténtico que tenía por ella.
Una vez que cumplió lo acordado y cambió su aspecto, el inofensivo león se presentó en la puerta de la casa del labrador, al verle éste tan inofensivo lo hecho de allí a golpes y lo amenazó con matarlo si se volvía a presentar.
El león aprendió que nunca hay que despojarse de todas tus defensas por que te harán vulnerable ante los que antes te respetaban.
Reflexión:
En La fábula del león enamorado es válido preguntarnos: ¿respetaban antes al león? Está claro que esas personas le temían; ahora es muy fácil confundir la autoridad con el autoritarismo. Piensa que eres tú un jefe y que tus empleados siempre asienten ante ti, pero ¿lo hacen por convicción y respeto o por temor? La persona que nunca se ha cuestionado siempre es la persona que no ha descubierto sus flaquezas, sus puntos débiles, y al no descubrirlas no podrá ejercitarlas como si fuera un músculo para hacerlas más fuerte. Quienes nunca se cuestionan son los verdaderos débiles. Miremos a ese león que nunca discutió su propia autoridad y terminó siendo un simple ingenuo. Pero ante todo, el león siempre será un león. Tú siempre debes ser tú.